Estudio AFFORD: Los ácidos grasos omega-3 no previenen las recurrencias de FA
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Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga tipo omega-3 han demostrado poseer efectos antiinflamatorios, antioxidantes y antifribróticos, por lo que potencialmente podrían alterar las propiedades estructurales y eléctricas de las aurículas, involucradas en el inicio y mantenimiento de la fibrilación auricular (FA).
En esta línea, estudios observacionales han sugerido una relación inversa entre los niveles sanguíneos de ácidos grasos omega-3 y la incidencia de FA. Más aun, en el ensayo clínico PREDIMED, recientemente publicado y comentado previamente en este foro, se demostró que la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva (rico en ácidos grasos mono y poliinsaturados) resulta eficaz en prevención primaria, asociándose a una reducción significativa de la FA de nueva aparición.
El estudio AFFORD (Multi-center Study to Evaluate the Effect of N-3 Fatty Acids [OMEGA-3] on Arrhythmia Recurrence in Atrial Fibrillation) es un ensayo clínico, doble ciego, multicéntrico, canadiense, diseñado para evaluar la eficacia de dosis altas de ácidos grasos omega-3 en la prevención de las recurrencias de FA. Incluyó a 337 pacientes con historia previa de FA paroxística o persistente (documentada en los 6 meses previos) y en los que se había planeado una estrategia de control del ritmo. No se permitió el empleo de fármacos antiarrítmicos del grupo I o III.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a recibir aceite de pescado (4 gramos al día repartidos en dos tomas diarias y administrados en capsulas) o placebo. Cada gramo de aceite de pescado contenía 400 mg de ácido eicosapentaenoico (EPA) y 200 mg de ácido docosahexaenoico (DHA). El EPA y el DHA son ácidos grasos poliinsaturados esenciales de la serie omega-3 presentes especialmente en los pescados azules. Los participantes fueron seguidos durante entre 6 y 16 meses, realizando monitorización electrocardiográfica semanal o en cualquier momento en caso de aparición de síntomas. La adherencia al tratamiento se evaluó mediante el índice omega-3 (que evalúa la presencia en el organismo de ácidos omega-3 mediante la determinación del contenido de EPA y DHA en la membrana de los eritrocitos). El objetivo primario del estudio fue la recurrencia de FA (sintomática o asintomática). Como objetivos secundarios se evaluaron los niveles de proteína C reactiva (PCR) y mieloperoxidasa (MPO) al inicio del estudio y a los 6 meses. Se recogieron también la mortalidad cardiovascular, los sangrados y las hospitalizaciones.
Tras un seguimiento medio de 271 días no hubo diferencias en cuanto a la recurrencia de FA entre ambos grupos (64% en el grupo de aceite de pescado y 63% en el grupo placebo). Tampoco hubo diferencias significativas en cuanto a los marcadores de inflamación (PCR) o estrés oxidativo (MPO) ni en los eventos clínicos. Finalmente, como era de esperar, el índice omega-3 fue mayor en el grupo que recibió aceite de pescado, sin embargo no se encontró asociación entre este índice y una reducción de las recurrencias de FA en ninguno de los dos grupos.
En mi opinión, varios aspectos podrían explicar estos resultados. En primer lugar, el hipotético efecto antiarrítmico de los ácidos grasos omega-3 está mediado por sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Sin embargo, con la dosis empleada en este estudio, a los 6 meses de tratamiento no se consiguió una reducción significativa ni de los marcadores inflamatorios (PCR) ni de los de estrés oxidativo (MPO) en comparación con el grupo placebo. Por otra parte, el tiempo de seguimiento del estudio se antoja muy corto para tratar de demostrar la eficacia de una intervención en prevención secundaria que tiene como objetivo actuar sobre las propiedades estructurales y eléctricas, probablemente ya alteradas, de las aurículas de pacientes con historia de FA. Por último, otra de las principales limitaciones del estudio es el pequeño tamaño de la muestra y por tanto su baja potencia estadística.
En definitiva, los autores pueden haber pecado de un cierto optimismo, al pensar que una medida nutricional podría revertir en unos pocos meses el remodelado estructural y eléctrico auricular presente en pacientes con antecedentes de FA. En cualquier caso, los resultados de este trabajo no apoyan el empleo de una dieta suplementada con aceite de pescado rico en ácidos grasos omega-3 dentro de la estrategia de control del ritmo en pacientes con FA paroxística-persistente. Seguramente, la recomendación del seguimiento de una dieta rica en ácidos grasos poli y monoinsaturados (aceite de oliva, pescado azul, etc.) tenga mucho más valor dentro de una estrategia de prevención primaria y a largo plazo, tal y como sugieren los resultados del estudio PREDIMED.
Referencia: Nigam A, Talajic M, Roy D, Nattel S, Lambert J, Nozza A, Jones P, Ramprasath VR, O'Hara G, Kopecky S, Brophy JM, Tardif JC; AFFORD Investigators. Fish Oil for the Reduction of Atrial Fibrillation Recurrence, Inflammation, and Oxidative Stress. J Am Coll Cardiol. 2014;64:1441-8. [PubMed] [Texto completo]
Autor:
Oscar Prada Delgado
cardioprimaria.com. [ > ]; 03-12-2024
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el 03 Diciembre 2024